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Siete fuentes con las cuales mejorar la arquitectura de información de cualquier canal digital

Estas siete fuentes bien gestionadas constituyen los activos necesarios para consolidar una arquitectura de información profesional, lo cual es una base fundamental para que los canales en Internet cumplan con los objetivos para los cuales fueron creados.
Esquema de las siete fuentes superpuestas
Esquema de las siete fuentes superpuestas

Texto Nicolás Rey G.

La arquitectura de información determina, denomina, organiza y jerarquiza todos los contenidos y servicios que se ofrecen a través de un canal digital para que éste cumpla con ciertos objetivos.

En su versión más básica, la arquitectura de información surge cuando directivos, emprendedores y colaboradores bosquejan a voluntad un mapa de navegación dotados de poco más que experiencia en el sector, olfato y buenas intenciones.

Sin embargo, de manera profesional, la arquitectura de información se modela a partir de diversas perspectivas internas y externas. Cada una de estas visiones es en realidad una fuente de datos que recoge elementos de la organización, el proyecto, el usuario o el contexto en general.

Estas fuentes generan versiones particulares del “mapa de navegación” del canal que luego se superponen para encontrar coincidencias y patrones que facilitan el proceso de estructuración de una nueva arquitectura de información.

Son en total siete fuentes que están a la mano de cualquier proyecto.


El inventario

Aunque parezca absurdo, la primera fuente para canales existentes es su mismo mapa de navegación. En otras palabras, la arquitectura de información que se pretende cambiar.

Esta fuente se considera útil pues proporciona la visión histórica del proyecto que sirve como medio de contraste para lograr identificar y detectar aciertos o equivocaciones basadas en la experiencia previa.

Su valor es variable, no obstante, su reconocimiento es una práctica recomendada que evita la reiteración de decisiones infructuosas, el desaprovechamiento de oportunidades o la descapitalización de logros obtenidos.


Lo que quieren los “dueños” del proyecto

Esta fuente expresa la intuición de quienes lideran el proyecto, tratando de interpretar desde sus propias experiencias y capacidades las necesidades de información de éste.

Su valor radica en que le aporta al canal su ADN distintivo, traza objetivos surgidos desde las entrañas del proyecto y busca establecer a partir de la experiencia y el conocimiento previo, las verdaderas capacidades con las que dispone una organización para operar determinada estructura de contenidos y servicios.

A pesar de ello, ésta no es una fuente libre de limitaciones, pues casi siempre está sesgada a la visión de un pequeño grupo de personas que prevalecen en la estructura organizacional.

En otros casos la fuente en sí misma no es de buena calidad, pues plantea elementos explícitamente equivocados o que no logran interpretar o expresar adecuadamente en una estructura la experiencia o destreza del equipo a cargo, como por ejemplo cuando se proyecta por fuera del alcance o no se aprovecha ninguna oportunidad real o sostenible dando lugar a la frustración o al subdesarrollo de resultados.

Como nota adicional hay que mencionar que algunos proyectos caen en la tentación de utilizar esta fuente como la única en el proceso de arquitectura de información por facilidad o complacencia con los “dueños del proyecto”, lo cual por supuesto, es una práctica que no se recomienda en absoluto.


Lo que ha funcionado

Esta fuente es en realidad una reorganización de la arquitectura de información existente en el canal a partir de un criterio específico: la cantidad de tráfico generado.

Utilizando el listado de las secciones informativas y de servicios más consultadas se crea una nueva versión del mapa de navegación existente organizando los elementos desde el más consumido, hasta el menos popular.

Para ello se consultan las estadísticas de una herramienta como Google Analytics en un periodo de seis a doce meses.

A pesar de que el usuario “solo tuvo la opción de consumir lo que existía y de la manera en que estaba ordenado”, esta fuente basada en datos históricos sí ofrece una visualización interesante acerca de los contenidos y servicios que pudiendo ser considerados por otras fuentes como de segundo nivel, en realidad son relevantes para los usuarios reales.


Las buenas prácticas

Esta fuente construye un mapa de navegación hipotético basado en las observaciones de la competencia y en el acopio de las buenas prácticas de ésta.

La fuente se establece a partir de un inventario de las competencias más destacadas de una página Web. Este listado se navega en busca de buenas prácticas que permiten establecer la forma en que las competencias más sobresalientes estructuran su oferta de contenidos y servicios, organizando de paso tales observaciones e ideas en un único mapa de navegación de referencia sobre el entorno del mercado.

Lograr un único mapa de navegación coherente a partir de varias páginas Web no siempre es fácil, por lo que la fuente puede ofrecer más que panoramas completos, estructuras parciales que ayuden a clarificar aproximaciones para ciertos espacios o grupos de temas específicos.

Esta fuente puede tener varias limitaciones como por ejemplo: que no hayan o sean muy pocas las competencias que puedan ser consideradas como referencias o que las buenas prácticas sean extremadamente fragmentadas, sin embargo es fundamental pues evidencia la forma en que los públicos objetivos están acostumbrados a encontrar la información y los servicios en sitios con ofertas similares, además de que permite “ver sobre el hombro” de la competencia para proyectar estructuras superiores a las de éstas.


¿Cómo buscan los usuarios?

Las palabras por las cuales las personas buscan en Internet ciertos productos o servicios constituyen una de las fuentes más importantes para una arquitectura de información profesional.

Tales palabras, sus combinaciones y derivaciones constituyen una estructura en sí misma por la cual se identifican las cosas, incluso más allá del nombre que éstas tengan. Estas “palabras claves” se exploran a través de una técnica conocida como “keyword research” que pretende encontrar distintas formas en que las personas buscan un mismo elemento. Luego de encontrados, estos patrones pueden ser utilizados de diversas maneras, una de ellas como fuente para la estructuración de un mapa de navegación de un sitio Web.

En teoría, un mapa de navegación derivado de esta fuente recoge todo lo que los usuarios quieren y reconoce la forma en que éstos denominan cada uno de los tópicos, sin embargo, esta fuente no está libre limitaciones, pues en ocasiones pudieran no existir suficientes búsquedas sobre las cuales realizar el análisis como cuando se trabajan tópicos o productos nuevos o cuando se pretende estructurar información excesivamente específica del dominio de muy pocas personas.

Naturalmente no es el santo grial, pero es una de las fuentes más confiables para el proceso de arquitectura de información, pues se basa en los patrones de búsqueda de múltiples personas, permite segmentar adecuadamente los ámbitos de estudio y ofrece información imparcial y en tiempo real de la actividad de los usuarios, por lo que sin duda es una de las que genera mayor valor en el proceso.


Lo que necesitan o “desean” los usuarios

Una fuente determinante para la estructuración de cualquier producto es lo que necesitan o “desean” los usuarios de éste. Esto también es cierto cuando el producto es un canal de Internet.

La opinión bien procesada y documentada de los usuarios con relación a una página Web o tienda virtual puede ser una fuente muy importante de datos e ideas que pueden nutrir positivamente una nueva arquitectura de información.

De hecho, hace unos años cuando algunas de las demás fuentes de este listado ni siquiera existían, esta fuente era la que muchos profesionales del área utilizaban a través de un surtido grupo de técnicas que iban desde las encuestas desprevenidas, hasta las sesiones grabadas y las entrevistas personalizadas.

Su contribución a un proceso profesional está dada porque ayuda a conocer las historias de los usuarios frente al producto. Al ser un estudio de casos individuales sus aportes son en muchos casos insights que “hacen ver” soluciones a ciertos problemas en la arquitectura de información, lo cual añade grandes dosis de valor al proceso.

Sus limitaciones son múltiples, pues depende ampliamente de la experiencia y calidad del equipo que la gestiona, así como de la técnica utilizada, además de que general requiere de mayores presupuestos para su ejecución.

No obstante, sigue siendo una fuente obligatoria de los equipos profesionales y su realización marca diferencias significativas gracias al entendimiento profundo que se logra de los usuarios y sus necesidades.


Las normas

La última es la fuente más predecible de todas ya que busca necesidades de arquitectura de información en las normas vigentes que aplican a un sector o a una jurisdicción.

Cada legislación obliga o al menos sugiere a las páginas Web, tiendas virtuales y demás sistemas en Internet a considerar dentro de su estructura de contenidos y servicios, ciertos tópicos que buscan garantizar determinados derechos como por ejemplo aquellos relacionados con el acceso a la información y la protección de datos personales, entre otros.

La técnica es más que obvia, por lo que lo único que hay que recalcar es que además de los aspectos normativos, también se sugiere considerar dentro de una nueva arquitectura de información las “normas no escritas” de Internet como elementos fundamentales dentro de ésta.

Normas que, sin ser obligatorias, el uso mismo de la red ha dictado a lo largo de los años, como por ejemplo que todo producto o servicio que se ofrece en Internet debe disponer de medios de ayuda o un canal de soporte para sus clientes, que siempre debe estar presente la información de contacto verificable o que un blog es necesario cuando se necesita generar credibilidad y tracción en los usuarios dentro de un sector o una comunidad.